martes, 13 de julio de 2010

Balaguer, Catalunya, España

Después de tirarme el fin de semana en Balaguer, un pueblo de Lleida, participando en la Transsegre 2010, me he dado cuenta de dos cosas:

  1. Me cuesta soportar el accento de LLeida, todo con 'e'. No me provoca otra cosa más que gracia e irritación.
  2. No soporto a Esquerra Republicana.
El catalanismo profundo me da tanto asco como el españolismo profundo. La bandera con un toro me da tanta grima como la bandera independentista. Y si algo bueno tiene el fútbol es que es capaz de unir España como nunca está unida. Diferentes banderas celebrando lo mismo, en total armonía y simpatía. Y luego todo eso se olvida. Y empiezan las marginaciones, las hostilidades, los recortes a cuento de que, los referendums que de repente no sirven para nada. Somos unos vendidos, los que nos separan son los medios de comunicación y los intereses políticos y nada más. Yo siempre he tenido una opinión muy hippie al respecto: todos juntos como hermanos. Quemaba todas las fronteras y las banderas que lo único que hacen es generar conflicto. Federalismo si, centralismo e independencia paso palabra. 


2 comentarios:

Unknown dijo...

Es extraño que el renacer no entienda de destrucción. No hablamos siempre de un hongo nuclear. Pequeños impactos que van deteriorando lo que sea. Para nacer si que no hace falta caer.

¡Gracias por pasar por el blog!

Un saludo.

Unknown dijo...

Los medios de comunicación son como una película de Berlanga. No sabes si llorar o reír.