tercamente
camino en soledad
entre sombas y vientos
rapaces
en La Colmena los mendigos
me ofrecen sus huesudas flores
astutamente
sus cinco pétalos podridos
ya no tengo sed soy
la sed
perdí ni nombre otra vez
más huérfana de mí
exiliada
aborreciéndome
mi boca es un grito para adentro
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